Si algo ha caracterizado el último tramo del mandato del presidente Peña Nieto ha sido la escalada generalizada de inseguridad y violencia. Antaño fenómeno de un puñado de Estados, la delincuencia golpea ahora casi todas las regiones del país. En 2017, las denuncias por delitos aumentaron en 22 de los 33 Estados, destacando territorios que en 2012 apenas aparecían en la estadística criminal.
