Ago 16, 2018 | 0 Comentarios

Sentarse con las piernas en forma de W y otras catástrofes universales

Si hay algo que pediatras, traumatólogos, fisioterapeutas y podólogos escuchamos cada dos por tres es: “Mi hijo mete los pies al andar”, “Se pisa cuando anda” o “Tropieza por esa forma de andar que tiene”.

En niños que siguen un desarrollo típico, esto es, niños que no presentan ninguna patología de base ni alteración neurológica (o riesgo de padecerla), son varias las causas que pueden provocar una marcha en rotación interna, desde un aumento del ángulo de anteversión femoral hasta un metatarso aducto pasando por una torsión tibial interna.

Pero no quiero complicaros, mejor vamos por partes:

  • El aumento del ángulo de anteversión femoral, se refiere a que la cabeza del fémur y el extremo inferior del mismo no se encuentran alineados en el plano frontal, sino formando una “S” alargada de delante a atrás. Este ángulo está mucho más pronunciado en los niños que en los adultos, de hecho, los valores de normalidad en niños se sitúan en torno a los 30º y en los adultos solo en 15º. ¿Veis la diferencia?
  • La torsión tibial suele asociarse a lo que se conoce como tibias arqueadas, en varo o “zambas”. Es una característica propia de las tibias de los niños, que por sí sola, no implica ninguna patología sino más bien un tipo de constitución, como tener el pelo rubio o la nariz grande. Eso sí, si la nariz es tan grande que nos limita el campo de visión, habrá que llevar al niño al médico, ¿no? Pues con las tibias, igual, si observamos que esa torsión es exagerada y nos preocupa, no hay más que llevar al niño a un traumatólogo infantil para que determine si se encuentra en los límites de la normalidad o hay que estudiar el caso. De todas formas, repetimos, lo normal, es lo más frecuente y lo más frecuente es que todo sea normal.
  • El metatarso aducto es el antepié, que está orientado hacia la línea media del cuerpo, por tanto, la forma de caminar en rotación interna no está causada por la cadera o por la tibia, sino directamente por el pie. En la inmensa mayoría de los casos, los metatarsos aductos son posturales y absolutamente flexibles y por tanto, reductibles. Es decir, podemos manipular el pie del niño y “corregir” esta postura por completo llevando el antepié hacia fuera y alineándolo con el resto del pie. Esta situación es más típica en bebés que en niños ya andantes y debe consultarse con el especialista en el caso de que no sean flexibles o se observe que la situación no se va normalizando a medida que el bebé va creciendo. ¡Pero no se asusten! Lo normal es que eso no ocurra y si ocurre, la solución es conservadora en la mayoría de los casos.

“Es que yo he leído en internet que camina con los pies hacia dentro porque se sienta en W…” Pues sí, es que en internet se lee de todo oiga… Pero debe quedar claro que los niños no caminan con los pies hacia dentro por sentarse en W, se sientan en W porque sus caderas tienen una forma característica que hace que les resulte fácil y cómodo permanecer en esa posición. Dejarán de hacerlo cuando crezcan, porque a medida que sus huesos vayan creciendo y modificando su forma, les irá resultando más incómodo hacerlo, si no, prueben ustedes a sentarse así y díganme si podrían quedarse en esa posición mucho rato… ¡qué tortura!

¿Y eso puede afectarles a otras partes del cuerpo? No.

¿Y de mayor tendrá más problemas? sí, pero ninguno relacionado con sentarse en W.

¿Y qué puedo hacer para que se corrija? Nada, de hecho, no hay nada que corregir.

Disfruten de sus hijos, déjenlos correr, trepar, saltar y dar ruido (cuando corresponda, claro), déjenlos caminar descalzos y coleccionar piedras. Dejen que se caigan, lávenles los raspones con agua y jabón y pónganles frío en los golpes. Todo lo demás, no es tan importante.

Fuente: EL PAIS

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