EL PAÍS analiza la trayectoria en las urnas de cuatro municipios que han sufrido los embates de la violencia en los últimos años en México
La colosal derrota del PRI en las urnas el pasado domingo ofrece lecturas variadas: ¿Qué pesó más en la conciencia de los electores? ¿Fue la corrupción? ¿Acaso la violencia y la inseguridad? ¿Un jalón de orejas por la inflación, por el aumento del precio de la gasolina? ¿Una combinación de todo lo anterior? Dueño absoluto de la democracia en México durante más de 70 años, el partido tricolor cayó en un pozo de profundidad inimaginable hace apenas seis años. Entonces, en 2012, recuperó el poder después de dos sexenios ganadores del PAN de la mano de Enrique Pela Nieto. En la votación del domingo, el PRI perdió 11 millones de votos respecto a los comicios de 2012. Incluso en 2006 logró más votos que ahora.
Si algo ha caracterizado el último tramo del mandato del presidente Peña Nieto ha sido la escalada generalizada de inseguridad y violencia. Antaño fenómeno de un puñado de Estados, la delincuencia golpea ahora casi todas las regiones del país. En 2017, las denuncias por delitos aumentaron en 22 de los 33 Estados, destacando territorios que en 2012 apenas aparecían en la estadística criminal.
A la vista de los resultados del domingo, parece evidente que las críticas al programa de Andrés Manuel López Obrador en materia de seguridad no han pesado en la decisión de los electores. Al principio de la campaña, el candidato de Morena anunció que impulsaría una amnistía a favor de presos con cargos por delitos menores. Sus contrincantes se le echaron encima y él no volvió a sacar el tema. Pese a ello, ganó. Y por mucho.
Catalina Pérez Correa, experta en políticas de seguridad, opina que «el sistema está colapsado y lo que vimos fue un deseo de romper con lo que hay. Las campañas negativas no sirvieron». Alejandro Hope, analista en temas de seguridad, dice: «En zonas rurales la maquinaria priista todavía funciona. Mal, pero funciona. Hay un descontento generalizado con el Gobierno y la percepción de seguridad es un factor de ese descontento. Y eso se da en zonas que tienen mayores incrementos de niveles delictivos que la media. Y en zonas que tienen incrementos menores a la media».
EL PAÍS ha analizado los resultados en varios lugares claves para explicar lo acontecido.
1. Tecomán, Colima
Encajado entre Michoacán y Jalisco, el Estado de Colima ha visto aumentar la violencia en los últimos años a cotas insospechadas. Hasta junio, las autoridades registraron en la entidad 298 asesinatos. El año pasado fueron en total 813, más de 114 por cada 100.000 habitantes, una de las tasas más altas de todo el país.
Muchos de los asesinatos se cometen en Tecomán, la tercera ciudad más importante del Estado. El domingo, los vecinos de Tecomán eligieron como presidente municipal a Elías Antonio Lozano, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, que agrupa a Morena, el Partido del Trabajo y el Partido de Encuentro Social. Lozano obtuvo 16.781 votos, 5.000 más que el contendiente de la alianza PAN-PRD y 6.000 más que el PRI. En 2015, el candidato a alcalde de Morena había conseguido 807 sufragios. El domingo, el PRI, el PAN y el PRD perdieron más de 12.000 votos respecto a 2015. Comparado con las elecciones municipales de 2012, sólo el PRI pierde 9.000 votos.
2. Chinipas, Chihuahua
El PRI se alzó con el triunfo en el municipio de Chinipas, en la sierra de Chihuahua. Lo hizo con 1.408 votos. Morena le siguió con 952 y el PAN fue tercero, con 150. Chinipas es el centro neurálgico de la trama político-delictiva que acabó en el asesinato de la periodista Miroslava Breach en marzo de 2017. Durante meses, Breach había denunciado los vínculos del PRI de Chinipas con delincuentes regionales. Según la investigación oficial, el jefe de un grupo criminal conocido como Los Salazar ordenó su muerte. Políticos del PAN habrían colaborado en el asesinato de la reportera, facilitando información a Los Salazar.
Si bien Morena no ha podido desbancar al PRI, se le ha acercado. Respecto a las elecciones municipales de 2015, el tricolor ha perdido 1.100 votos y el PAN, 500. En 2013, el PAN llegó incluso a gobernar en Chinipas. El candidato Hugo Schultz ganó la elección con 1.635 votos. Schultz habría sido el responsable de que un audio de Miroslava Breach llegara a Los Salazar. En el audio, Miroslava anunciaba que seguiría investigando los vínculos entre delincuentes y políticos en Chinipas. Los Salazar habrían decidido su asesinato tras escucharlo.
3. Palmar de Bravo, Puebla
A mediados de 2017, Palmar de Bravo se convirtió en el foco informativo de México. Eran los días del huachicol en Puebla. Bandas de ladrones de combustible asaltaban los oleoductos de Pemex, amparados en el apoyo de los vecinos y la indiferencia de las autoridades locales y estatales. Robaban miles de litros en pocas horas, que luego vendían al menudeo a la mitad del precio que las gasolineras. El Gobierno mandó al Ejército a tratar de controlar la situación, lo que provocó enfrentamientos con vecinos de varios pueblos. En un golpe de autoridad sin precedentes, las autoridades detuvieron en julio al alcalde de Palmar de Bravo por robo de combustible.
El alcalde se llama Pablo Morales Ugalde. Antiguo concejal del PRI, en 2013 ganó la elección con el apoyo de una coalición de varios partidos, entre ellos el PRD y el PAN. Sacó 5.849 votos, 800 más que el PRI. Morena no participó entonces.
Tras su detención nombraron un sustituto y esperaron a la elección del domingo. Hasta siete candidatos postularon en esta ocasión, incluido uno de Morena. El partido de López Obrador ganó con 2.791 votos. El PRI se hundió, apenas obtuvo 1.372.
4. Chilapa, Guerrero
Uno de los municipios más violentos de uno de los estados más violentos, Chilapa llegó a la elección con un dilema, seguir con el PRI o apostar por el cambio. Al final ganó la opción del PRI. Jesús Parra, actual alcalde, consiguió de nuevo la victoria. Parra ya había ganado en 2015. En aquel entonces, el alcalde fue candidato por accidente. Apareció en la boleta porque el verdadero contendiente, Ulises Quiroz, había sido asesinado semanas antes de la elección.
Chilapa ha sido uno de los escenarios principales del horrible teatro criminal que ha precedido a los comicios. Dos precandidatas a diputada, una del PRD y otra del PRI, fueron asesinadas en el municipio. Cerca de allí mataron también a un líder histórico del PRD, Ranferi Hernández.
El domingo, Parra obtuvo 17.621 votos. Perdió 2.400 votos respecto a 2015. El PRD subió 1.500 votos, hasta más de 14.000 y Morena pasó de 1.000 a más de 10.000. En 2012, el PRI sacó 21.348 votos y ganó la elección por goleada. El candidato era Francisco Javier García, luego acusado de vínculos con uno de los grupos criminales de la zona. El PRD sacó 21.089.
*El País