Los trabajadores de la extinta Mexicana de Aviación empiezan a ver la luz al final del túnel. Tras años de protestas, los algo más de 7.000 empleados que trabajaban en la compañía en el momento de su disolución recibirán una pequeña parte -alrededor de un 10%, según fuentes oficiales- de la indemnización que les corresponde tras la sonada quiebra de la aerolínea hace cuatro años y ocho ejercicios después de que operase su último vuelo y dejase de abonar las nóminas. El dinero, algo más de 11,7 millones de dólares (221 millones de pesos, al cambio actual), proviene de la venta de nueve aviones y una veintena de motores a mediados de 2016 y se repartirá proporcionalmente entre los colaboradores, en función del monto debido por la empresa a cada uno de ellos.
La Secretaría (Ministerio) de Trabajo mexicana ha precisado que el reparto de los fondos a los trabajadores comenzará el próximo 3 de agosto. Aunque las esperanzas de cobrar la totalidad de su liquidación es mínima, la liquidación de los activos restantes de la aerolínea debería permitir a los trabajadores aumentar notablemente el porcentaje reintegrado.
La fórmula elegida para la entrega del dinero para su cobro definitivo ha sido definida por los propios sindicatos de sobrecargos, pilotos y de los trabajadores de tierra, pero deberá ser votada por los miembros del fideicomiso que administra los activos restantes de Mexicana. Los beneficiarios cobrarán, en esta primera fase, algo más de cuatro meses de salario y la cláusula de jubilación. Esa cuantía aumentará, siempre con carácter proporcional al salario que percibían cuando trabajaban en la aerolínea, una vez se concrete la venta del otro activo del fideicomiso: una nave de mantenimiento situada en el aeródromo de la capital mexicana que fue valorada hace dos años en unos 1.000 millones de pesos (53 millones de dólares). Ahora se espera una nueva tasación previa a su enajenación.
«Es un primer paso, pero creemos que muy importante para dar un poco de justicia a los trabajadores que todavía no han sido liquidados como corresponde», afirma, en declaraciones a EL PAÍS, la procuradora federal de la Defensa del Trabajo, Alejandra Negrete, una de las piezas clave en la negociación para el reparto de los fondos. Según sus cálculos, una vez vendido el citado taller, los trabajadores podrían llegar a obtener hasta el 40% del dinero que se les debe en concepto de indemnización y nóminas atrasadas. Todo dependerá, claro está, de la tasación final de este inmueble y de la rapidez con la que se encuentre comprador.
Los empleados se manifestaron durante meses en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México para reclamar el dinero que aún les debe la empresa, hasta su desalojo hace un año y medio. La bancarrota definitiva de Mexicana se produjo en 2014, tras años de problemas financieros. Sin embargo, el cese de operaciones y la suspensión de pagos había llegado mucho antes: en 2010. Según los propios sindicatos de la extinta compañía aérea, que llegó a tener una flota de casi un centener de aviones, en su mayoría alquilados, la mayoría de los más de 8.000 empleados que engrosaban la plantilla cuando cesaron operaciones se integraron en Aeroméxico o en aerolíneas de otros países. Sin embargo, alrededor de 2.000 no han encontrado trabajo en todo este tiempo o se han jubilado.
El País