Los expertos llevan años intentando desentrañar todos los misterios que se esconden tras la búsqueda y consecución del deseo y el placer.
El sexo es, desde hace mucho tiempo, un universo inabarcable que ha preocupado a los científicos y sobre el que se ha escrito absolutamente de todo. Los investigadores llevan años intentando descifrar los misterios que se ciñen sobre nuestra sexualidad y analizando todo un conjunto de factores, tanto psicológicos como fisiológicos, que repercuten directamente en nuestra salud sexual. El objetivo no es otro que conseguir que nuestras relaciones se conviertan en una experiencia cada vez más placentera.
¿Cuál es la llave que abre las puertas del placer? ¿Cuáles son los factores que influyen en la pérdida del deseo y provocan que muchas relaciones se vayan al traste? Laurie Mintz, profesora de Psicología de la Universidad de Florida, lleva años estudiando las distintos causas psicológicos que influyen en la sexualidad femenina y masculina y apunta que la calidad del sueño y las horas de descanso resultan claves tanto en el deseo de los humanos como en el placer que se experimenta en las relaciones. «La falta de sueño puede producir problemas sexuales, y la falta de sexo puede producir problemas de sueño», apunta la experta en un artículo publicado en The Conversation.
Tal y como relata Mintz en su artículo, distintos estudios han demostrado que dormir bien puede provocar un aumento del deseo sexual. Por ejemplo, un trabajo publicado en la revista The Journal of Sexual Medicine en 2015 señaló que un aumento de una hora en la duración del sueño se correspondía con un 14% más de probabilidades de participar en actividades sexuales al siguiente día. Pero la cosa no acaba aquí: «Los resultados muestran que las mujeres con mayor duración promedio del sueño reportan una mejor excitación genital que las mujeres con una duración promedio del sueño más corta», apuntan los autores del trabajo, de la Universidad de Michigan.
Las féminas, como señala este trabajo, son las que experimentan en mayor medida una mayor disminución del deseo sexual fruto del insomnio o del estrés laboral. Un hecho que Mintz atribuye a las hormonas. «Tanto el insomnio como el estrés son resultado de la liberación de cortisol, y el cortisol disminuye la testosterona. Esta hormona juega un papel importante en el impulso sexual de las mujeres y de los hombres», explica la experta. «Sin embargo, los hombres tienen significativamente más testosterona que las mujeres. Por lo tanto, si pensamos en la testosterona como una sustancia acumulada en un tanque, el cortisol liberado puede provocar que el tanque de una mujer se vacíe, pero sólo consigue reducir el del hombre a la mitad».
Esto no significa que el deseo sexual de los hombres no sufra también una importante merma. De hecho, el insomnio puede ser el origen de distintos problemas asociados con la disfunción eréctil. Así lo advirtió en 2009 otro trabajo publicado en la revista The Journal of Sexual Medicine, que señaló que la apnea del sueño contribuía a la disfunción eréctil y a una disminución general en el funcionamiento sexual. Es decir, que en cuestiones sexuales, los hombres también rinden peor como consecuencia de la falta de sueño y esto les lleva a experimentar altos niveles de frustración.
Paradójicamente, lo que ocurre en la cama -o, más bien, lo que no ocurre- también repercute en nuestro sueño y puede ser el origen de un insomnio recurrente además de una importante fuente de estrés. De hecho, los expertos han comprobado en numerosas ocasiones que los niveles cortisol, la hormona que se relaciona con la ansiedad, disminuye después del orgasmo. Ocurre al contrario con la oxitocina, la hormona del amor y la felicidad, que tras el orgasmo se dispara, consiguiendo no sólo generar sentimientos de apego hacia nuestra pareja, sino mejorando también nuestro sueño.
Así, el descanso parece que puede ser un gran aliado a la hora de estimular el deseo y conseguir mayores dosis de placer. Pero no sólo eso, tener una buena salud sexual también puede repercutir en nuestro bienestar general. El dormitorio y todo lo bueno que en él acontece puede ser el mejor afrodisiaco y, a la vez, el mejor relajante.
* El Español