Ancestrales técnicas oaxaqueñas para crear figuras de barro son usadas por la artista Pita Wild (República Checa, 1981) para declarar que «la vida sigue». Un ángel de voluptuosa redondez o un jarrito negro adornado con miembros viriles son algunas de las piezas que ha elaborado gracias al aprendizaje con maestras alfareras de tres comunidades.
La vida sigue es el nombre de la exposición organizada por el colectivo Arte Mujer Oaxaca (Armo), en la que participaron 12 creadoras y que se inauguró el pasado 5 de septiembre, en el primer aniversario luctuoso del artista Francisco Toledo, quien fue recordado por su labor para enaltecer las artes tradicionales antes de iniciar la exhibición de las piezas en Casa Murguía, en el centro histórico de la capital oaxaqueña.
«Es triste la situación que estamos viviendo debido a la pandemia de Covid-19, ver a Oaxaca sin sus calendas», expresa Pita Wild en entrevista. «Pero la vida sigue y va a seguir. Como artistas debemos continuar adelante de alguna manera, aunque se dificulten las ventas».
La actividad de los creadores, considera, «es una necesidad interior», la cual no ha cambiado tanto para la artista visual, pues ella está acostumbrada a trabajar encerrada en casa o el taller. Sin embargo, «cambió el ánimo; se está prolongando la situación».
Pita lleva casi ocho años en esta tierra en el sur del país, «más de lo que imaginé, yo venía por unos días». Mientras viajaba por México, varios le recomendaban «debes ir a Oaxaca». Acudió con ciertas reservas, sin expectativas. Resultó que tenía mucho que ofrecerle.
«Llegué al lugar más indicado. Me encanta Oaxaca porque tiene mucha riqueza cultural, artesanías y artes. Me gustan estas oportunidades para acercarme a las comunidades y compartir saberes. Siento que llevo tiempo aquí y todavía me falta mucho por conocer.»
Las quemas de las piezas de barro a cielo abierto han sido una experiencia «impresionante», relata. Desde inicio de este año comenzaron las visitas a San Bartolo Coyotepec, Santa María Atzompa y San Marcos Tlapazola para aprender con alfareras y preparar la exposición colectiva De mujeres y barro, que se inauguró en marzo pasado en el Museo Estatal de Arte Popular de Oaxaca y que conjuntó el trabajo de artistas y artesanas. Pero estuvo abierta poco tiempo debido al inicio de la cuarentena.
«Tuvimos que encontrar quién nos enseñara las técnicas de barro donde hay más apertura, porque en algunos de los talleres más famosos fue difícil, están más acostumbrados a trabajar con el turismo. Fue enriquecedor trabajar con estas maestras, María Cruz, Graciela Simón y Petrona Zárate». Cada barro tiene sus peculiaridades, «vienes con una idea en boceto y te tienes que acomodar a las posibilidades».
Pita estudió artes plásticas en la Ostravská Univerzita de República Checa y se especializó en artes gráficas. En esta ciudad ha sido una activa grabadora, muchas veces retoma la vida cotidiana y las fiestas, como en su serie dedicada al Día de Muertos y las calendas, con tehuanas calacas, vestidas de resplandor y flores.
«Me gusta experimentar con todo tipo de material, cada uno tiene su forma de expresarse». La preparación ancestral para ofrendar el barro al fuego ha sido el aprendizaje reciente, ya lejos del papel y la tinta. Asolear las piezas formadas, la preparación de la fogata, cubrir la zona con pedazos de comal y ollas rotas para guardar el calor. «Me imagino que así pudo ser hace miles de años, sientes que la tradición va muy atrás: la cerámica ha acompañado a la humanidad desde siempre».
Adornos de hoja de oro acompañan al varonil jarrito típico realizado de acuerdo con la técnica tradicional con barro negro de San Bartolo Coyotepec, quizá la más famosa de la entidad. Pita Wild decidió agregarle dos asas en forma de pene, «se refiere al machismo en general y la desigualdad de género». Junto a esta pieza posó sonriente, ataviada con un corset bordado al estilo de las tehuanas, durante la inauguración de la exposición de artistas mujeres unidas por el arte.
La muestra La vida sigue culminó el 15 de octubre. Fue posible visitarla respetando las nuevas reglas sanitarias, y el catálogo con las obras de pintura, fotografía, grabado y escultura está disponible en Internet. El propósito de la venta de las piezas es apoyar los estudios de preparatoria y universidad a becarias indígenas y afrodescendientes en colaboración con el Fondo Guadalupe Musalem.
La conjunción de arte contemporáneo con lo popular muestra a mujeres apoyando a otras. En palabras de la curadora Abigaíl Maritxu Aranda: es un mensaje de esperanza y que en medio de las dificultades nos podemos hermanar, es hacer arte en circunstancias como la pandemia.
Fuente: La Jornada