Destaca México como uno de los países con tasas de mortalidad de los cuidadores primarios de al menos uno por cada 1000 niños.
La pandemia por COVID-19 en México ha dejado miles de muertes, pero entre sus daños secundarios destaca también el de un elevado número de niños huérfanos, quienes, además, se ven expuestos a otros peligros.
Un reporte de la revista The Lancet, indicó que los números de orfandad y las muertes de cuidadores representan “una pandemia oculta”, pues hasta el 30 de abril de 2021, se estima que un millón 134 mil niños “la muerte de sus cuidadores principales, incluido al menos uno de los padres o abuelos con custodia”.
Entre ellos, destaca México como uno de los países con tasas de mortalidad de los cuidadores primarios de al menos uno por cada 1000 niños, junto a otros de América Latina (Brasil, Argentina, Colombia y Perú).
En los resultados, estimaron que hasta la fecha anteriormente indicada, un aproximado de 862,365 niños quedaron huérfanos o perdieron a un abuelo con custodia, de acuerdo con Susan Hillis; Juliette Unwin; Yu Chen; Lucie Cluver; Lorraine Sherr; y Phillip Goldman.
En este contexto, México no es únicamente el país con el mayor índice de orfandad en el continente americano, también de entre todos los países estudiados con un número aproximado de 131,325 huérfanos.
De los anteriores, fueron 33,341 los menores que perdieron a sus padres; 97, 951 los que perdieron a su madre y únicamente 32 los que habrían perdido tanto a su madre como a su padre.
Además, se suman 4,429 que perdieron a su abuela de generación salteada con la custodia; 5,342 los que perdieron a su abuelo, y 36 los que perdieron a ambos.
Lo anterior, nos daría un total de 141, 132 pérdidas de sus cuidadores primarios, es decir, aquellos padres o abuelos que tienen la custodia de los menores en el país.
En cuanto a los cuidadores secundarios, entre ellos abuelos o parientes co-residentes, fueron 23,544 los que perdieron a una cuidadora, 38, 682 los que perdieron a un cuidador y 191 los que perdieron a ambos.
México no es únicamente el país con el mayor índice de orfandad en el continente americano, también de entre todos los países estudiados con un número aproximado de 131,325 huérfanos.
Además, señalaron que hasta el 23% de los niños en los países estudiados, serían cuidados y criados por sus padres solteros, “cuya muerte podría tener consecuencias extremas para los afectados”.
Explicaron, en este sentido, que las muertes traen otros problemas para los menores como lo son problemas de salud mental; violencia física, emocional, sexual; y pobreza familiar, mismas que podrían derivar en riesgo de suicidio, embarazo adolescente, enfermedades infecciosas, incluido el VIH / SIDA o enfermedades crónicas.
Por lo anterior, los expertos involucrados en la investigación, aseguraron que resulta especialmente esencial el apoyo a “enfoques de duelo efectivos” como pueden ser los grupos de apoyo psicosocial para los cuidadores sobrevivientes, así como la comunicación abierta y la terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma.
Además, hicieron énfasis en que son esenciales la prevención de la violencia, así como el apoyo a la crianza positiva, entre los que destacan, dada la epidemia por COVID-10, las plataformas o recursos virtuales y digitales.
Por último, agregaron que es importante también prevenir la muerte de los adultos o cuidadores primarios y secundarios, para ello, pusieron sobre la mesa el acceso equitativo a las vacunas, así como a las pruebas y la recuperación post COVID-19.
Fuente: INFOBAE