Investigadores de la Universidad de Hiroshima sostienen que los antidepresivos de tercera generación no pueden compensar una deficiencia de sustancias como la serotonina
Los trastornos mentales son una alteración de tipo emocional, cognitivo y de comportamiento en la que se ven afectados los procesos biológicos básicos como la emoción, motivación, conciencia, conducta, sensación, aprendizaje y hasta lenguaje.
Existen muchos tipos diferentes, los más comunes son:
Trastornos de ansiedad, incluyendo trastorno de pánico, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés post-traumático y fobias
Depresión, trastorno bipolar y otros trastornos del estado de ánimo
Trastornos de la alimentación
Trastornos de la personalidad
Trastornos psicóticos, incluyendo la esquizofrenia
Recientemente investigadores japoneses de la Universidad de Hiroshima determinaron que muchos fármacos comúnmente recetados para el tratamiento de algunas de estas enfermedades con frecuencia no funcionan a causa de la llamada ‘hipótesis de la monoamina’.
Según esta tesis, la depresión está causada por una escasez de serotonina y noradrenalina en el cerebro, lo que hace que los antidepresivos existentes tengan por objetivo aumentar los niveles de estas sustancias químicas en nuestro organismo.
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Sin embargo, el estudio publicado en la revista Neuroscience, defiende que se trata de un enfoque equivocado a nivel farmacológico.
El inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina, la base de todos los antidepresivos de tercera generación, no puede compensar una deficiencia de sustancias químicas biológicamente activas en el cerebro, como la serotonina», señala la investigación.
Es decir, los fármacos no funcionan. Al menos, no para todos.
El 30 % de las personas tratadas con estos fármacos no experimentan efectos», explican los neurocientíficos Yumiko Saito y Yuki Kobayashi, de la Universidad de Hiroshima.
Gracias experimentos con ratones, los expertos determinaron, que, en algunos casos, los roedores puestos deliberadamente en un estado estrés no mostraron signos de reducir su nivel de «irritación» ni incluso después de la administración de fármacos experimentales.
Los neurólogos descubieron así que un uso duradero de los antidepresivos ‘tradicionales’ puede alterar la estructura del cerebro y las conexiones neuronales, cambiando la longitud de las partículas del tejido cerebral, lo que podría causar en los afectados un trastorno mental aún más profundo y persistente.
*Excelsior