Es una pena que no se pueda recuperar el tiempo perdido. Si volviera otra vez a mi niñez disfrutaría de mis abuelos, mucho más. Añoro los momentos vividos junto a ellos. Los fines de semana eran “de los abuelos”. La visita a los paternos solía producirse los domingos por la mañana. Recuerdo que junto a mi hermano siempre nos escabullíamos hasta la cocina, mientras mi abuela Trini hablaba con mi padre, para abrir, sin que nadie nos escuchara, la puerta de la nevera donde aguardaba un bote de leche condensada colocado estratégicamente que mi hermano degustaba con avidez. La otra visita, a María y Manolo, solía ser el sábado por la tarde. Una pareja de lojeños que, pese a los años que llevaban viviendo en Madrid, habían logrado mantener intacto su acento andaluz. Hoy en el Día Mundial de los Abuelos, quiero rendirles un merecido homenaje.
Dice José Augusto García Navarro, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), que “los abuelos son parte de la familia y aportan experiencia, estabilidad emocional y visión calmada y serena ante los problemas cotidianos. Su participación, además, es muy importante para contribuir a la estabilidad económica de la familia en muchos casos. Una situación que, lamentablemente, hemos vivido en los recientes años de crisis económica”.
Un reconocimiento a la labor de todos los abuelos y abuelas que de manera altruista y generosa dedican su tiempo a cuidar de sus nietos; que hacen que la vida de sus hijos sea más llevadera; que siempre están ahí para ayudarles en lo que necesiten; que durante los últimos años han sido y, muchos de ellos siguen siendo hoy en día el sustento familiar. También, a todos aquellos que han decidido apuntarse a coro, a los que están aprendiendo a pintar, nadar, jugar al ajedrez o a la petanca, o a tocar la guitarra. Y, sobre todo, a los que se encuentran en situaciones comprometidas de salud, los que sufren soledad o a aquellos que viven en situación de dependencia. Porque, según señala García Navarro, es en estos casos “cuando es muy importante continuar contando con ellos en el núcleo familiar, hasta que la situación sea insostenible”. “Lamentablemente existen muchas familias que no hacen participar a los ancianos de la vida en familia y que claramente los excluyen cuando necesitan apoyo por su situación de dependencia o enfermedad”, explica el presidente de la SEGG.
Los abuelos se han convertido, actualmente, en una figura clave en la estructura de muchas familias españolas. The Family Watch asegura que “cada vez tienen un papel más activo. Las circunstancias laborales de los padres y la necesidad de poder integrar el trabajo con la vida familiar hace necesario recurrir a su ayuda para hacerse cargo de los nietos. Un apoyo indiscutible para el entorno familiar, en el que aseguran también la enseñanza, transmisión y consolidación de esos valores que son propios de las familias”.
La contribución que hacen los abuelos al cuidado de sus nietos es, en opinión de The Family Watch, bidireccional: “los abuelos aportan a los nietos ese tiempo que pocas veces tienen los padres, junto a ellos las horas pasan más despacio, cuentan historias de cuando ellos eran pequeños, leen cuentos interminables, son cómplices de sus nietos, ayudan a construir infancias desde su experiencia…Y los nietos les aportan niñez, juventud, les ayudan a mantenerse activos, favorece eso que denominan los expertos ”envejecimiento activo” y les ayudan en la socialización y, además, toda la familia se beneficia de esas relaciones intergeneracionales”. Además, en muchos casos, sin la ayuda de los abuelos, tanto económica como del cuidado de los nietos, sería complicado conciliar la vida familiar con el trabajo. Por eso, desde The Family Watch opinan que sería necesario una reflexión, “para que se promuevan políticas de conciliación en las empresas, establecimiento de «campamentos de verano» que tengan el mismo horario escolar o bien, dotando de ayudas directas a las familias en el cuidado de los hijos”.
Los abuelos transmiten sabiduría y experiencia junto con tranquilidad y estabilidad. Además, según José Augusto García Navarro aportan, al menos, cuatro grandes beneficios:
· Les aportan equilibrio emocional, especialmente ante situaciones familiares difíciles, como la enfermedad de un familiar cercano.
· Sensación de familia, al hacer visible la relación abuelos, padres y nietos. Es muy importante aquí la frecuencia del contacto, la realización de actividades de acompañamiento, pasear, jugar juntos, etc.
· Suelen divertirse mutuamente aportando momentos de alegría que dan fortaleza emocional a los nietos.
· Los abuelos suelen representar un ejemplo a seguir en cuanto a normas de conducta y apoyo a la familia.
“Los nietos que no han tenido la suerte de disfrutar de sus abuelos, se han perdido una parte de su familia. Hubiesen ganado más matices emocionales y relacionales si hubiesen podido disfrutar de ellos” insiste el presidente de SEGG.
Pero, en ocasiones, los expertos aseguran que hay que vigilar que los ancianos dispongan de tiempo para, también, realizar su vida autónoma con el resto de amigos y amigas de su generación y que el cuidado de los nietos no se convierta en una pesada carga. En algunos casos, la excesiva responsabilidad y sobreesfuerzo físico provocado por el cuidado puede llevar a una verdadera situación de burn-out, o síndrome del abuelo quemado, creando situaciones de estrés crónico, insomnio, depresión, etc. “Si se llega a estas situaciones (que son más frecuentes de lo deseable porque cada vez más parejas trabajan y tienen dificultades para cuidar a sus hijos), hay que poner remedio de forma rápida para retomar una relación satisfactoria y que los abuelos puedan soportar”, asiente José Augusto García Navarro.
En la colaboración que realizan los abuelos a la educación de sus nietos, también surgen a veces conflictos con los progenitores de los niños y las niñas en la manera en como estos la llevan a cabo. Margarita Montes, psicóloga en Álava Reyes, expone que “el respeto de los abuelos/as hacia como su hijo/hija decide educar a los nietos es prioritario. A veces puede resultar muy difícil de cumplir. Se sienten con más experiencia y perspectiva y ven los errores. Pero aunque no estén de acuerdo, han de pensar que mandar mensajes contradictorios a los niños les confundirá y será un motivo de conflicto”. En su opinión, pueden hacer algunas excepciones, pero estas deben ser consensuadas con el padre y la madre, “que serán los que luego a diario realmente lidien con la educación del niño/a. Padres y madres aprenderán de sus propios errores, si se les apoya. Si se les juzga, el resultado será el alejamiento”.
La psicóloga de la clínica Álava Reyes habla también del abuelo/a cuidador/a que se ha ido implantando de manera, cada vez, más arraigada entre las familias. Margarita Montes declara que “los niños siempre se han criado en comunidad, con abuelas/os, tías… Ahora es más difícil por las distancias de las ciudades y se generan alternativas nuevas que sobrecargan más a los abuelos, ya que suelen tener que desplazarse y modificar sus horarios, cuando antes era al contrario. Pero, la figura sigue siendo tan necesaria para niños y niñas, que siempre que los abuelos gocen de salud y de estar con sus nietos/as… bienvenidos sean”.
Fuente: El país