Este 24 de junio se conmemoran el trigésimo aniversario luctuoso de Rufino Tamayo, un pintor mexicano que transformó la pintura mexicana en el siglo XX, pues se convirtió en uno de los primeros artistas latinoamericanos que logró un posicionamiento internacional; tal como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Tamayo formó parte del movimiento muralista y, gracias a las características de su obra, logró distinguirse entre sus colegas.
El pintor oaxaqueño pintó más de 300 óleos, entre los que destacan los retratos que hizo de su esposa Olga; además, realizó 465 obras gráficas, 350 dibujos, un vitral y 20 murales. Estos son el logro más reconocido de su trayectoria y es que Tamayo logró cohesionar el arte prehispánico y algunos detalles de la cultura mexicana con vanguardias internacionales. En sus obras destaca el uso del color, la perspectiva, la armonía y la textura.
Logró el éxito internacional
Algunos murales del pintor en México pueden encontrarse en el Palacio de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional de Música en México y el Museo Nacional de Antropología, donde puede apreciarse «Dualidad», una pieza creada en 1964 con el objetivo de mostrar la cosmovisión prehispánica y algunos detalles del nacionalismo mexicano. Esta obra le dio al museo identidad y lo dotó de una dimensión contemporánea que es admirada hasta el momento. El mural narra el conflicto entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca.
Otros murales también pueden localizarse alrededor del mundo, en sitios como el Dallas Museum of Cine Arts, la Biblioteca de la Universidad de Puerto Rico y en la sede de la UNESCO, en París. De acuerdo con el propio pintor, una de las características más importantes en su trabajo era el sentimiento mexicano, las formas y los colores característicos de la región; pero también la posibilidad de recibir del mundo la mayor cantidad de inspiración posible, lo que lo convertía en un «mexicano internacional». Además, su obra es expuesta en recintos como el Museo de Arte Moderno de México y Nueva York, el Guggenheim y la Philips Collection, en Washington.
De acuerdo con el curador del Museo Tamayo, Juan Carlos Pereda, la calidad de la pintura de Rufino es excelente, pero lo que le da a su obra la singularidad que se le ha reconocido desde el primer momento se basa en el mensaje cifrado que muestra lo atemporal de sus pinturas, pues tienen un espacio indefinido que se demuestra en diferentes materiales, como óleo, temple, grabado, dibujo, mural, mixografía, acuarela, litografía; entre los que también pueden identificarse distintas técnicas.
Fuente: El Heraldo de México