Sep 8, 2017 | 0 Comentarios

'Cayeron las casas como dominó'

 

El movimiento telúrico tomó a la mayoría de los juchitecos en sus casas, ya dispuestos a dormir.

Dos sacudidas fueron el preludio de un movimiento nunca antes sentido en estas tierras, cuyos habitantes están acostumbrados a los temblores, y después todo fue un crujir, polvo, gritos y llantos de mujeres y niños.

«Primero fueron dos movimientos fuertes, ya luego entró como una especie de temblor trepidatorio, yo casi me caigo, no pude mantenerme en pie, tuve que sostenerme de un coche para no caer. Fue muy, muy fuerte el temblor y duró mucho, bastante tiempo», señaló Gerardo Valdivieso.

El sismo de 8.2 grados en la escala de Ritcher, el más potente que se haya registrado en México en los últimos 100 años, lo sorprendió en el primer cuadro de la Ciudad, en donde existen muchas construcciones antiguas.

«Las casas antiguas se cayeron, no hubo ni muros en pie, se desplomó completamente todo, las personas quedaron atrapadas dentro, generalmente esas casas fueron las que quedaron totalmente destruidas. Las de concreto, digamos, las más modernas, son las que tienen grietas, pero son casas que tiene que ser demolidas porque tienen grietas», dijo.
 

En Juchitán existían, hasta antes del sismo, muchas casas de ladrillo y teja que tenían más de medio siglo y fueron heredadas de padres a hijos. Casi todos esos inmuebles se vinieron abajo.

«Todo se llenó de escombros, porque fue como si tiraran un paquete de naipes, de dominó, todas las casas se cayeron, dispersas en la calle, en escombro, ya no había paso, mucha crisis, la gente muy asustada», señaló la escritora juchiteca Irma Pineda.

Después de los primeros instantes de confusión, las personas comenzaron a ayudar a los que quedaron atrapados entre los escombros, en aquellos casos en los que esto era posible, ya que la oscuridad y el polvo no permitían ver con claridad.

«Hay familias que quedaron muertas, familias de cuatro integrantes, papás con sus hijos, en la Quinta Sección un papá con sus dos hijos pequeños quedaron muertos. Nada más en una colonia esta sección, que es una parte tradicional de Juchitán, y en una calle principal, que se llama Colón, en una sola calle, murieron siete personas», dijo Valdivieso.

Y después vinieron las réplicas, por lo menos 10 de gran intensidad, dijo Pineda, que hicieron que la gente ya no quisiera volver a sus casas.

«Sacaron sus colchones, sus sillones, la gente tenía miedo, todos durmieron, los que pudieron hacerlo, en sus patios, en las calles. Era muy triste ver a quienes tampoco podían regresar porque ya no tenían casa, había quedado destruidas», señaló.

 

Reforma

Sobre el autor

Fuente

Fuente

Relacionadas