La primera semifinal del Mundial de Rusia entregó el duelo de candidatos. Bélgica llegó al compromiso de San Petersburgo con la placa que augura su potencial ofensivo al consolidarse como el equipo más goleador del torneo. Francia, en tanto, arribó al encuentro con la misión de revalidar el brillo de sus estrellas, al contar con el plantel más caro.
En los primeros minutos el que tomó la iniciativa fue el elenco comandado por RobertoMartínez. La categoría de Eden Hazard era la herramienta principal de los Diablos Rojospara amenazar a los galos. El dominio territorial de los hombres de colorado obligaban a los de Deschamps a apostar por los contragolpes interpretados por Pavard, Mbappé y Griezmann.
Cuando el cronómetro de Andrés Cunha marcaba el cuarto de hora, la sociedad compuesta entre Hazard y Kevin De Bruyne generó la ocasión más clara para abrir el marcador, pero la definición del astro del Chelsea fue desviada. En contrapartida, un remate de media distancia de Matuidi sirvió para exponer la seguridad de Courtois.
A medida que avanzaba el espectáculo Hazard tomaba mayor protagonismo. Sus incisivos ataques despertaban suspiros en las tribunas, aunque la escena que hizo volar a Lloris llegó a través de un remate de Alderweireld. El arquero del Tottenham se lució con una maniobra extraordinaria que mantuvo la paridad. De todos modos, Bélgica jugaba y gustaba. Sólo le faltaba concretar su llegada a la red.
Los centros de Pavard y las asistencias de Mbappé no eran suficientes para que Olivier Giroud concrete. El delantero intentó de cabeza y de derecha, pero todas sus definiciones facilitaron la tarea de los defensores belgas. Las limitaciones del atacante eran compensadas con las proyecciones del destacado lateral del Stuttgart, ya que antes del descanso exigió a Courtois con un remate que merecía tener destino de gol. A pesar de la ausencia de tantos, Bélgica y Francia animaban un partidazo.
En el complemento Le Blau dio el golpe. Un tiro de esquina ejecutado por Griezmann encontró la cabeza de Umtiti y el 1 a 0 despertó la euforia francesa. Además, los lujos de Mbappé le aportaban una cuota de estética a la victoria que no paraban de sorprender.